domingo, 29 de enero de 2012

Destino final: Camelle

Arou y Camelle están separador por apenas dos kilómetros bordeando por la costa, en los cuales os aconsejamos que simplemente contempléis su paisaje costero y las panorámicas que nos permite ver de ambos pueblos. 

Esta carretera por la que venimos nos deja muy cerca del puerto de Camelle por lo que vamos a dirigirnos hacia allí ya que además es el punto más importante y destacable de esta villa marinera.


Este punto de nuestra ruta tiene mucha historia, y aunque no esté muy clara podríamos decir que tiene un final bastante triste.

En este puerto está el conocido como "Museo do Alemán" construido por Manfred Gnädinger, conocido como Man o El Alemán de Camelle, un alemán que vivió su infancia y parte de su juventud en Alemania y que llegó a Camelle en 1962 donde se quedó hasta su fallecimiento en 2002. 


Cuando llegó dicen que tenía elegancia, porte y comportamiento de un señorito de la época y dicen que fue por una pena de amor por lo que acabó en esta villa y se convirtió en el extraño personaje que acabó siendo: vivía en taparrabos, corría y nadaba prácticamente a diario grandes distancias, llevaba una dieta vegetariana y vivía en una pequeña chabola al lado del mar construida por él mismo al igual que su museo, considerado uno de los máximos exponentes de Land art.


Man modificó el paisaje a su antojo, se valía de todo lo que el mar le traía para hacer sus esculturas, pintaba los muros del pueblo con círculos de colores, al igual que su casa,  con  lo que para él significaban la vida. Incluso podemos ver las marcas de su cuerpo en el hormigón del muelle.

Manfred murió a finales del año 2002 sin haber concluido su obra artística, dicen que de pena al ver su obra, la costa y todo lo que rodeaba a su vida impregnados por el chapapote que dejó el desastre ecológico del Prestige y también porque no quiso abandonar su hogar ubicada en un lugar que le obligaba a inhalar diariamente los aires tóxicos que soltaba el chapapote sobre su obra.


Hoy y siempre queda el recuerdo de este curioso hombre y de su obra, incluidas las marcas de su cuerpo desnudo encima del muro del muelle de Camelle.


Desde aquí aprovecho para pedir a quién tenga competencia para ello que cuiden su obra y que intenten darle vida a lo que durante tantos años se la dio a este pueblo.

2 comentarios:

  1. Sin lugar a dudas, un gran ser humano, ojalá que su legado no se pierda en el olvido.

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  2. no deberían dejar perder el trabajo de man. Un hombre peculiar, que vivió junto al mar, y creo que fue inmensamente feliz. Hasta que ocurrió loo que todos conocemos. Que no se pierda su obra.

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